PINTÓ A LA MUJER MORENA, CON LOS OJOS DE MISTERIO Y EL ALMA LLENA DE PENA.
Eso cantaba España entera allá por 1967. El prodigioso pintor cordobés supo mezclar como nadie la cultura del pueblo y el folclore andaluz de la época. Sus cuadros están llenos de embrujo, misticismo, signos, erotismo y melancolía. Enamorado profundamente de Córdoba, del flamenco, de la tauromaquia y de la copla, su inconfundible estilo y su marcada estética personal siempre estuvieron a favor de ensalzar la belleza de la mujer española. Fue el máximo exponente del simbolismo en nuestro país, y a pesar de que algunas veces no fue lo suficientemente valorado, el artista consiguió triunfar en su ciudad natal, en Madrid y en el extranjero, alcanzando una enorme popularidad. Por todo esto, si alguna vez tenéis la oportunidad de estar en esa inolvidable ciudad, no dejéis de visitar su maravilloso museo. Eliecer.