Queridos seguidores:
Hoy ha llegado el momento de publicar la última fotografía del «Valle de la novia».
Con ésta luminosa imagen cierro el proyecto más importante dedicado a mi madre.
La idea de que las tres nietas que llevan su nombre, vayan paseando descalzas por la orilla del mar al amanecer, me parece un buen final para su compleja biografía. Al verlas cogidas de la mano mirando al horizonte, siento que la fuerza de la sangre se renueva eternamente en un fructífero océano infinito lleno de posibilidades, donde todos nosotros podemos renacer con las mareas y buscar esperanzados nuevos mundos en los que crecer, nuevos cuerpos a los que amar, nuevas vidas en las que prosperar y ser felices.
Desnudo y sin drama. Así quiero terminar éste relato tan gratificante y sanador para la naturaleza de mi persona.
A través de sesenta fotografías, miles de palabras y Galaroza al fondo, os he contado sus vivencias como mujer, madre y esposa, hilvanadas en paralelo a las mías como hijo.
Cuando hace más de veinte años decidí realizar esta íntima obra, siempre tuve claro que únicamente lo conseguiría con el apoyo absoluto de las mujeres que más amo. Sin ellas y su valiente confianza, ésta extraordinaria aventura jamás se hubiera producido. Por eso una vez más quiero darles las gracias a todas ellas por su ilimitado cariño.
La familia es lo más importante que tenemos. Y yo me siento muy orgulloso de la mía, porque gracias a ella hoy podemos atesorar éste valioso trabajo hecho en equipo, ofrenda y herencia para generaciones futuras.
Contra el olvido, he luchado sin descanso para proteger los recuerdos que adoro.
Contra la muerte, he combatido sin miedo para salvar la memoria que necesito.
Éstas son las razones fundamentales y el objetivo principal de mi deseo más profundo.
La pérdida de un ser querido, siempre agrieta y desordena el corazón de quién sufre tan insoportable dolor.
A mí su fallecimiento me lanzó bruscamente contra un muro gigante que bloqueó todas mis salidas y me hundió en un vacío espeso lleno de sombras.
Mi duelo fue doloroso y conflictivo, saturado de rechazo y de rabia, con excesivas lagunas y múltiples aristas.
Pero el tiempo gradualmente fue calmando mi pena, mientras la energía del destino crecía sin pausa en el núcleo de mi pensamiento. Hasta que un día accidentalmente y por sorpresa, localicé la puerta escondida de mi universo perdido y me atreví a abrirla de par en par, con decisión y firmeza.
Gracias a eso hoy soy capaz de aceptar con serenidad y alegría la hierba que crece sobre mis heridas.
Hoy soy capaz de admitir con pasión y ternura las flores que embellecen los valles de mi alma.
Hoy soy capaz de amar, perdonar y avanzar en los tramos finales de mi vida.
Hoy mi nuevo corazón está dulcemente alicatado con millones de besos y aquellas lágrimas que tanto dolor me causaron se han convertido en fina lluvia, que nutre y enriquece la valiosa semilla de mi supervivencia.
La llave de la vida está en nuestras manos y solo de nosotros depende saber encontrar el camino adecuado, que nos conducirá a ese jardín tan soñado, donde nos espera expectante el porvenir más asombroso.
Antes de despedirme, también quiero daros las gracias a todos vosotros. Y espero poder invitaros en un futuro próximo a nuevos retos, que os interesen tanto como éste en concreto.
Gracias por acompañarme amablemente en mi hermoso viaje.
Gracias por seguir mis pasos durante el largo proceso.
Gracias por leer, compartir y entender sin censura la libertad de mis textos.
Gracias por mirar, valorar y disfrutar con entusiasmo mis retratos en blanco y negro.
Hasta siempre.
Un abrazo.
Eliecer
FIN
Fotografía: «Infinitamente Beatriz». Valle de la novia 59.
Modelos: Beatriz González Tristancho, Beatriz Pavón González y Beatriz Trujillo González.
Localización: Torre de la Higuera. Playa de Matalascañas. Huelva.
*Galaroza. Agosto 2000 / *Madrid. Abril 2024